Estos veinte años de relación diplomática
entre España e Israel han facilitado el conocimiento mutuo
de las realidades culturales, artísticas.
La exposición de obras de Rita
Martorell es una contribución de primer orden a este fin.
La artista está en el pleno dominio de su técnica
y en un momento decisivo de su sensibilidad y trayectória.
Hay artistas que colocan la ruptura
con los antecedentes como objetivo esencial de su punto de partida.
E inconscientemente cifran su valor en esta negación que,
para ellos, encierra la clave de su originalidad. En consecuencia,
de una u otra manera, repiten a lo largo de su obra este acto de
negación. Se repiten en esta voluntad inicial. Otros por
el contrario a lo largo de su trayectoria van asimilando aportaciones
del ambiente y superándolas en cada momento de su hacer personal.
De manera que originalidad no es en ellos un acto de voluntad, sino
el resultado de integración y renovación. Éste
es el caso de Rita Martorell, ejemplo de originalidad intransferible
y de capacidad de evolución.
En cada cuerpo retratado, interpretado por Rita Martorell
están todas las posibilidades de la pintura.
Una obra es algo más que el
sujeto elegido, es un breviario de las posibilidades de una interpretación.
No se es fiel al final si el resultado no lo supera, no lo deja
abierto a todo su posible desarrollo.
Es algo más que su tema y sus circunstancias. Atrae la atención
a lo que es y lo que puede y va a ser.
El realismo de Rita Martorell en estos
cuerpos es el punto de partida a la sugerencia a la interpretación.
Quien los contempla está invitado a participar, no ya de
la belleza, sino en la reflexión. Realismo abierto y complementario
de toda realidad.
Fernando Morán
Ex – Ministro de Asuntos Exteriores de España
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